viernes, 12 de julio de 2013

#Minería #FAO: Resolución contra ocupación temporal en Cerro de San Pedro



Con fecha 26 de junio del 2013, se resolvió declarar viable la inconformidad de los habitantes de Cerro de San Pedro contra la Resolución de Ocupación Temporal de fecha 3 de junio de 2005, esto dentro del Amparo en Revisión 205/2013 del Segundo Tribunal Colegiado de Noveno Circuito, misma que fue notificada a los integrantes del FAO con fecha 10 de julio del 2013. 


En el año 2004 y ante la imposibilidad de acceder de forma legal a las tierras del proyecto minero en Cerro de San Pedro, la empresa Metallica Resources Inc, hoy New Gold, promovió la figura de ocupación temporal de 292 hectáreas que incluian el pueblo de Cerro de San Pedro, en este sentido y de manera ilegal, la Secretaria de Economía resolvió otorgar la ocupación de todo el pueblo a la empresa minera canadiense, misma que hoy pretende afectar con su etapa 5 de explotación, ante esto RAFAEL FLORES LOPEZ en su carácter de habitante de Cerro de San Pedro promovió Juicio de Amparo Indirecto en contra de la determinación de la Secretaría de Economía, en el cual en primera instancia fue declarado improcedente por el Juez Primero de Distrito de Noveno Circuito, sin embargo dicha resolución fue revocada ante la instancia superior a fin de que se pronunciara de fondo con respecto a la ilegal ocupación temporal en tierras urbanas sin llamar a los habitantes de la comunidad, violando sus derechos humanos,  dicha resolución sienta un precedente para la defensa de los territorios afectados por los proyectos de este tipo. 


Si bien esto representa un triunfo más en contra del Proyecto Minero en Cerro de San Pedro, esta Resolución se debe cumplir cabalmente, es necesario poner la problemática minera en la agenda nacional de manera inmediata, es necesario reformar la Ley Minera actual que es anticonstitucional y viola los derechos humanos con respecto al tema de las resoluciones de ocupación temporal,  de una vez  debe quedar claro el derecho a la consulta de los afectados, recordemos que las formas de trabajo sucio de las mineras incluyen el soborno de las autoridades y las intensas campañas mediaticas de desinformación y división, para convertir estos triunfos en simples situaciones temporales.


Nota: La ocupación temporal es una resolución administrativa que emite la Secretaria de Economia via la Dirección general de mineria, mediante la cual autoriza la ocupación de superficies de particulares y de los titulares de la propiedad social (ejidos y comunidades) para la operación de los proyectos mineros, especialistas consideran que es en dicho proceso donde se da el despojo fisico de las superficies de los afectados.

Vía: FAO

jueves, 13 de junio de 2013

#Minería Foro de análisis sobre la #LeyMinera, #DerechosHumanos y Movilización Social


El Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM (Proyecto Papiit IN302311 “El derecho fundamental a la consulta previa de los pueblos originarios frente a los megaproyectos de inversión y desarrollo”)
FUNDAR, Centro de Análisis e Investigación
RADAR, Colectivo de Estudios Críticos en Derecho,
Movimiento Morelense Contra las Concesiones Mineras de Metales Preciosos 
Medio Ambiente y Sociedad AC, Baja California Sur
Agua Vale más que el Oro, Baja California Sur
Tetela hacia el Futuro, Puebla
Colonias Unidas de la Mira, Lázaro Cárdenas, Michoacán
Frente Amplio Opositor (FAO) a Minera San Xavier, San Luis Potosí
Pro San Luis Ecológico, San Luis Potosí
Copuvo, San José del Progreso, Oaxaca
Territorio comunal de Capulalpan de Méndez, Oaxaca
Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias, CRAC-PC, Guerrero
La Asamblea Veracruzana de Iniciativas y Defensa Ambiental (La Vida)
Red Mexicana contra la Minería (REMA)


Convocan al

FORO DE ANÁLISIS
MINERÍA, DERECHOS HUMANOS Y MOVILIZACIÓN SOCIAL
Presentación y análisis de la propuesta de Nueva Ley Minera desde los movimientos sociales

Jueves 13 de junio de 2013, Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM.
Auditorio Héctor Fix Zamudio

9:30 – 10:00 Inauguración y saludos de participantes: Rodrigo Gutiérrez Rivas (IIJ/UNAM, Mario Martínez (FAO), Senadora Iris V. Mendoza y representantes de otros partidos políticos.

10:00-12:00 Presentación y análisis de la propuesta de una nueva ley minera desde los movimientos sociales.
Modera: Yacotzin Bravo Espinosa (Colectivo RADAR)
Comisión Redactora
Jorge Peláez (UACM/Colectivo RADAR), Francisco Barbosa (Senado-PRD); Francisco Cravioto (FUNDAR)

Francisco López Bárcenas (COAPI)
Jaime Cárdenas Gracia (IIJ, UNAM)
Capulalpan de Méndez, Oaxaca
Medio Ambiente y Sociedad, Baja California Sur.

12:00-2:00 ¿Cómo movilizar el derecho? Análisis sobre las posibilidades de la movilización social a partir de la propuesta de una nueva Ley Minera desde los movimientos sociales.
Modera: Aleida Hernández Cervantes (Posgrado en Derecho UNAM / Colectivo Radar)
Rachel Sieder (CIESAS-DF)
Gilberto López y Rivas (INAH-Morelos)
Movimiento morelense, Morelos
Tetela hacia el futuro, Tetela de Ocampo, Puebla
COPUVO, San José del Progreso, Oaxaca.



Puedes seguir la transmisión en VIVO desde el IIJ-UNAM [http://www.juridicas.unam.mx/tvjuridicas/]


sábado, 1 de junio de 2013

#Minería: Lejos de El Dorado





Tras cuatro años de litigio, los ejidatarios de un pueblo zacatecano aún claman justicia. La empresa Goldcorp, de la mayor mina de oro de América Latina se niega a restituirles sus tierras

POR GEORGINA HOWARD

  • Sin apoyos del gobierno y sin escrituras, 29 familias presentaron una demanda contra la minera 
  • Goldcorp invirtió mil 500 millones de dólares en Peñasquito y utilizó el engaño para quedarse con el terreno. 
  • Mientras eso sucedió durante cinco años ni la secretarías de Hacienda, Economía, Relaciones Exteriores o Trabajo hicieron algo contra la empresa canadiense que maneja el 70 por ciento del oro del país


En las administraciones de Vicente Fox y Felipe Calderón se permitió que la empresa canadiense Goldcorp se adueñara de los ejidos El Vergel, Mazapil, Cerro Gordo y Los Cedros, en Zacatecas, para construir el complejo minero Peñasquito que se inauguró en 2010, y es hoy la mina de oro más grande de América Latina.

Goldcorp invirtió mil 500 millones de dólares en Peñasquito y utilizó presuntamente el engaño, mediante contratos de ocupación temporal y falsificación de títulos agrarios, para reubicar a 29 familias de los ejidatarios, dueños de esas tierras.

Hasta la fecha, la mayoría, obligados a dejar sus tierras sin el menor apoyo del gobierno, no cuentan con escrituras y carecen de los servicios básicos en las zonas donde fueron reubicados.

Algunos ya presentaron una demanda en contra de la compañía canadiense ante el Tribunal Unitario Agrario para que les devuelva las 600 hectáreas que les quitaron.

Pero el magistrado Juan Rodolfo Lara Orozco les dijo que si querían recuperar sus tierras, tendrían que restituir la inversión que la empresa realizó en la mina, y decidió aplazar la resolución.

El pasado lunes el presidente Enrique Peña Nieto presentó su Plan Nacional de Desarrollo y en lo que toca a la contribución de la minería al desarrollo económico del país, señaló que su explotación “debe beneficiar y respetar los derechos de las comunidades o municipios donde se encuentran las minas”.

Inicia el juicio

Tras cuatro años de esperar una resolución a su demanda, los ejidatarios Manuel Ordóñez Saucedo, Héctor Manuel Ordóñez y Daniel Mendoza Barbosa obtuvieron el 12 de enero de 2013 una sentencia a su favor.

El magistrado Serafín Salazar Jiménez, del segundo tribunal colegiado de Zacatecas, determinó que Goldcorp tiene que devolver las 600 hectáreas que ocuparon de manera ilegal, ya que nunca se compraron las tierras.

De acuerdo con la sentencia 528/2012 a la que tuvo acceso Reporte Indigo, la minera Peñasquito tendrá que restituir a los ejidatarios sus tierras, el terreno en el que se aloja el tajo más grande a cielo abierto de oro y plata de México.

Contubernio 

Pero en la primera junta realizada después de ratificar la sentencia, el 16 de abril de este año, el magistrado Lara Orozco, del Tribunal Unitario Agrario, primero llamó a los campesinos a conciliar con la empresa y luego los convocó a devolver la inversión que la canadiense había hecho en la mina.

Julieta Kuri Zaguayo, abogada de la minera, ratificó que la empresa canadiense Goldcorp no desea tener conciliación alguna con los ejidatarios, a menos que sea sin la presencia de los abogados que los representan.

En el diputado Gregorio Macías Zúñiga, presidente de la Comisión de Medio Ambiente de la 60 legislatura, dijo que se tienen que restituir las hectáreas de los ejidatarios, ya que “es un juicio que marca precedente en México y a nivel mundial”.

Alfonso Herrera, abogado de los ejidatarios de Cerro Gordo, acusó a los funcionarios del Tribunal Unitario Agrario de Zacatecas, encabezados por el magistrado presidente Juan Rodolfo Lara, de proteger los intereses de la minera Goldcorp.

Denunció que ha impedido en tres ocasiones el pago de los 2 millones 966 mil 832 pesos como último trámite que los campesinos deben realizar para la devolución de sus 600 hectáreas.

Los abogados de los ejidatarios presentarán una queja ante el Tribunal Superior Agrario, con sede en la Ciudad de México, en contra de Lara Orozco y su secretaria de acuerdos, Sol Ferreira, por obstaculización de acceso a la justicia en perjuicio de los ejidatarios.

Incluso, el notario público 42 de Zacatecas, Jaime Casas Madero, dio fe de la negativa del Tribunal de recibirles el pago a los ejidatarios: 

“Al negarles el pago, ustedes los están dejando en un estado de indefensión jurídica; estoy certificando que los ejidatarios traen el recurso completo solicitado por este Tribunal”.

Por si fuera poco, el gobernador de la entidad, Miguel Alonso Reyes, inició desde hace varias semanas una fuerte campaña en los medios locales de comunicación para defender las inversiones de la empresa canadiense en la entidad.

Sólo hay que tener memoria histórica para recordar que en marzo pasado Alonso Reyes asistió en representación de la Conago a la Convención Anual de Mineras Canadienses.

La minera, de capital totalmente canadiense, explota los minerales violando, desde hace cinco años, el régimen jurídico mexicano. 

Mientras eso sucedió durante cinco años ni la secretarías de Hacienda, Economía, Relaciones Exteriores o Trabajo hicieron algo contra la empresa canadiense que maneja el 70 por ciento del oro del país.

En la mina trabajan más de 3 mil 400 trabajadores, mineros, albañiles, administrativos y ganan salarios inferiores a los 300 pesos diarios. Fue inaugurada el 23 de marzo de 2010 por el entonces presidente Calderón y en la gubernatura estaba la perredista Amalia García.

Un monstruo mundial

Goldcorp, que trabaja en los municipios de Zacatecas desde 2005 e inauguró el complejo Peñasquito en 2010, es líder en el mercado de metales en el  ámbito mundial.

Como productor de oro de alto nivel, su estrategia de inversión se basa en mantener bajos costos de producción y ubicarse en lugares de bajo riesgo político.

Pero tiene fama de “depredadora” del medio ambiente al lugar que llega a establecerse.

Goldcorp, que preside Kevin McArthur, sabía que Peñasquito tiene 22 años de vida útil y la conocen como “El Dorado mexicano” porque es la mina más grande de metales preciosos y de más bajo costo.

La empresa cotiza en la bolsa de valores de New York y Toronto y deberá informar a sus accionistas que tendrá que devolver la mina mexicana Peñasquito.

En sus informes a los accionistas, que son públicos, se documentan más de 2 mil millones de dólares de utilidades entre 2010 y 2013. 

Tiene reservas probadas de oro plata, cobre y zinc por un monto que rebasa los 20 mil millones de dólares, y emplea a más  de 3 mil 500 trabajadores.

Las empresas extranjeras

A la fecha se reportan en el país 286 empresas con capital extranjero, con 757 proyectos, de los cuales 615 están en proceso de exploración.

Del total de empresas foráneas, 210 son del sector minero metalúrgico con inversión extranjera directa principalmente canadiense.

En 2011, Goldcorp invirtió 400 millones de dólares para aumentar la explotación de sus minas ubicadas en Zacatecas.

Esta industria que aporta el 4.9 por ciento del PIB y lo ubica como el tercer rubro productivo después de los sectores automotriz y del petróleo, cuenta con 23 yacimientos gigantes y seis súper gigantes.

Entre ellos se encuentran Fresnillo, Cananea, Las Cuevas, Guerrero Negro, Tayoltita, Molando y Peñasquito. 

México ocupa el primer lugar como país productor de plata en el mundo, el quinto en plomo, el séptimo en zinc y el décimo en oro y cobre.

Las concesiones

Las concesiones mineras en México las otorga la Secretaría de Economía y pueden durar hasta 50 años con la posibilidad de renovarse otros 50.

Las empresas extranjeras se pueden constituir con el 100 por ciento de capital extranjero, teniendo además como ventaja el hecho de que el gobierno no cobra derechos sobre productos minerales.

Hasta la fecha existen 26 mil concesiones mineras vigentes que sólo corresponden al 13.8 por ciento del territorio nacional.

Un negocio valioso

Los principales Estados productores del sector son:

- Sonora: 23%        - Zacatecas: 23%          - Chihuahua: 14%
- Coahuila: 11%     - San Luis Potosí: 6%    - Durango: 6%

viernes, 3 de mayo de 2013

#Minería en la Sierra Sur, #Oaxaca

BOLETIN DE PRENSA



A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
A LAS AUTORIDADES LOCALES Y NACIONALES
AL PUEBLO DE OAXACA:

 Desde 1998 a través de los medios locales de comunicación  nos enteramos del  proyecto Minero “Tehuantepec”, complejo minero  muy importante del país y que contempla la explotación de minerales en  Santa Maria Zaniza, Santiago Textitlan, San Jacinto Tlacotepec, Santo Domingo Teojomulco, San Lorenzo Texmelucan y Santa María Lachixio, es decir, en toda la región de la Sierra Sur.

La Sierra Sur del Estado de Oaxaca es habitada principalmente por pueblos Zapotecos, Mixtecos, Chatinos, Chontales, Amuzgos, Triquis y Mestizos;  cuenta  con una extensión aproximada de 12,970 kilómetros  cuadrados.  La propiedad de la tierra es predominantemente  la comunal, debido al gran número de comunidades y ejidos, en menor medida la propiedad privada.

En términos administrativos y políticos, la región de la Sierra Sur comprende 73 municipios ubicados en los distritos de Putla, Sola de Vega, Miahuatlan y Yautepec. 

La empresa Altos Hornos de México (AHMSA) cuenta con concesiones que estan localizadas en el territorio de la comunidad de Santa María Zaniza, y en la comunidad de Río Humo, perteneciente al Municipio de Santiago Textitlan. El proyecto “Tehuantepec” abarca estas concesiones en su conjunto y considera la explotación de una reserva de 457 millones de toneladas, por lo que el proyecto durará por lo menos 45 años.

El proyecto comprende la apertura de una mina, la construcción de una planta de molienda y una planta de concentración magnética tanto en Santa María Zaniza, como en la comunidad de Río Humo. El concentrado de la separación magnética será bombeado a través de un ferroducto hasta una planta de flotación y filtrado, dicho ferroducto tendra una longitud de mas de 290 kilometros, en el cual viajara el material minero arrastrado por grandes cantidades de agua que obtendran de los rios, arrollos y manatiales de la region.

El proyecto minero de Santa María Zaniza, plantea la extracción del mineral a cielo abierto, removiendo la capa superficial o sobrecarga de la tierra para hacer accesibles los yacimientos del mineral. Bajo esta técnica se puede hoy día remover montañas enteras en cuestión de horas, para hacer rentable la extracción de los minerales; estor por lógica se contempla el desplazamiento total de las comunidades que habitan estos cerros.

Existen comunidades enteras de otros lugares que demuestran que la  actividad industrial a cielo abierto es muy  agresiva ambiental, social y culturalmente. El Proyecto Minero de Santa María Zaniza se encuentra en la etapa inicial aun, por los permisos que las comunidades aun no han otorgado.

 Ante esta situación el Centro Regional de Derechos Humanos “Bartolomé Carrasco Briseño” BARCA-DH, junto con los habitantes de los Municipios de  Santo Domingo Teojomulco, Santa María Zaniza y San Lorenzo Texmelucan han realizado el video que hoy presentamos: “POR LA TIERRA VIVIMOS” en el que se recaba testimonios de personas que habitan en la región que serán los más afectados por el proyecto minero. Con este Video expresamos nuestra forma de vivir y le decimos al  Gobierno Federal y Estatal que:

1.- Los pueblos indígenas somos los únicos dueños de nuestros territorios, tierras y recursos  naturales. Por lo tanto exigimos respeto a nuestros derechos.

2.- Todo proyecto o mega proyecto que atente contra nuestros derechos o se pretenda implementar en nuestro territorio debe someterse a consulta, a la participación y al principio del consentimiento libre e informado.

3.- Nosotros, como pueblos indígenas nos articulamos y establecemos alianzas para defender y hacer respetar nuestros derechos hasta lograrlo.

4.- Reafirmamos el valor y la importancia de nuestros Sistemas Normativos propios, que se expresan y se cumplen en las asambleas comunitarias.

5.- Como Pueblo indígenas no nos oponemos al Desarrollo pero siempre que se respete nuestro entorno, nuestros ríos, nuestro bosque, nuestro lugar donde vivimos como hijos de Dios quien nos dio esta riqueza natural para nuestra convivencia y cuidado.

6.- Estaremos siempre  alertas para que quien nos llegue a vender el desarrollo con mentira, corrupción, destrucción de nuestros recursos naturales,  solo buscando sus propios intereses, sea expulsado de la comunidad.



 LAS COMUNIDADES INDIGENAS DE:

SANTA MARIA ZANIZA,

SANTO DOMINGO TEOJOMULCO,

SAN LORENZO TEXMELUCAN, DISTRITO DE SOLA DE VEGA

CENTRO REGIONAL DE DERECHOS HUMANOS
BARTOLOMÉ CARRASCO BRISEÑO A.C. (BARCA-DH)


30 de abril  de 2013


sábado, 20 de abril de 2013

#FAO: La historia de la #Minería en #México


Por: Mario Martinez Ramos, Frente Amplio Opositor a MSX (FAO)/Red Mexicana de Afectados por la Minería (REMA)

La historia de la minería en México a partir de su actividad a nivel industrial está marcada por el saqueo de nuestros recursos naturales no renovables hacia otros países, por la explotación humana y por una cadena de impactos de todo tipo causados por los diversos sistemas de explotación y beneficio de los valores metálicos.

Los avances tecnológicos y científicos han evolucionado y transformado estos sistemas, la minería subterránea tradicional quedó atrás y aparecen nuevos sistemas con características mucho más agresivas conocidos como tajos a cielo abierto, como en el caso de la canadiense New Gold - Minera San Xavier, en Cerro de San Pedro, en el estado de San Luis Potosí, y la actual minería subterránea por el sistema de tumbe y relleno de la también canadiense Fortuna Silver Mines - Minera Cuzcatlan en San José del Progreso, Oaxaca. Dos casos muy sonados, el primero por el escándalo jurídico que dejó al descubierto las grandes redes de corrupción tejidas por las empresas mineras dentro del Poder Judicial, que van desde una simple mesa del ministerio público hasta los más altos tribunales del país, y el segundo por la gran cantidad de activistas opositores asesinados.

No podemos negar la importancia de la minería en el desarrollo tecnológico, económico y social del país. Pero es más importante la preservación de la biodiversidad, que es el sostén de la vida y el bienestar social. Las actuales empresas mineras no reconocen que hay realidades sociales, derechos laborales, ambientales y humanos; derechos de los pueblos indígenas, y otros aspectos que no se pueden soslayar ni legitimar como es la expulsión forzada de comunidades, su desaparición y el despojo de agua y tierra, indispensables para su supervivencia.

Con estos nuevos sistemas las únicas beneficiadas siguen siendo las grandes empresas mineras nacionales y transnacionales. Les permiten reducir en 80 por ciento la planta laboral y en menor tiempo duplicar la capacidad de producción comparada con los sistemas utilizados anteriormente. Basta ver las estadísticas de los diez años recientes en producción de oro y plata: duplican lo que se produjo en los 300 años anteriores, y no es mayor por la resistencia que decenas de comunidades oponen. A cambio, los costos sociales, ambientales, económicos y políticos que estos sistemas causan al país son incalculables, además de irreversibles pues dejan una irreparable deuda ecológica para las próximas generaciones.

Para introducir y aplicar estos nuevos sistemas de explotación minera en nuestro país, previo al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en 1992 se reformó el artículo 27 constitucional y sus leyes reglamentarias como son la de Aguas Nacionales, la Agraria, la de Inversión Extranjera, la Minera, entre otras, con el fin de allanar el paso a las grandes empresas nacionales y transnacionales a las tierras de régimen social, ejidales y comunales.

El marco “ilegal” de la ley minera diseñado en 1992 y sus modificaciones posteriores han fomentado en forma alarmante la impunidad jurídica de las empresas, y la pérdida de los más elementales derechos de la población. La ley minera es única, acusa una total discordancia constitucional y para con otras leyes también reglamentarias del artículo 27, lo cual genera conflictos jurídicos que entorpecen la instalación de estas empresas por la vía legal, situación que las ha obligado a crear extensas redes de corrupción dentro de los tres niveles y poderes de gobierno. También han creado redes militares, religiosas y académicas, por lo cual el conflicto causado por la actividad minera se ha convertido en un asunto de gobernabilidad y seguridad nacional. Ante esta crítica situación, el Poder Legislativo está discutiendo la necesidad de una nueva ley minera. 

A estas alturas, ya es imposible ocultar y desestimar los graves daños ambientales, económicos, sociales y políticos que la actividad minera está causando al país, muy en especial al campo. La diversidad biológica de nuestro país tiene la capacidad de producir en forma sustentable y perene una gran gama de productos indispensables no únicamente para el crecimiento económico, sino también para el bienestar de millones de mexicanos.

La actividad minera está prácticamente exenta de impuestos, tampoco genera actividades transformativas, o sea se limita al extractivismo de minerales y no a su aprovechamiento industrial.  La mayor parte de esta actividad se dedica a la explotación de minerales con contenidos de oro y plata, cientos de toneladas de estos productos minerales salen de nuestro país anualmente incluso sin afinar, en lingotes de doré, por lo cual no generan cadenas productivas y tampoco empleos. A cambio, nos dejan aire, agua y tierras contaminadas, improductivas de forma irreversible; montañas de desechos tóxicos, corrosivos, productores de drenajes ácidos, cuya actividad contaminante afecta por cientos de años nuestras tierras y depósitos de agua  subterránea y superficial.

El impacto que sufren las fuentes de agua superficiales o subterráneas a causa de los sistemas minero metalúrgicos es realmente criminal, no sólo por las grandes cantidades de agua que utilizan, sino también por el uso que le dan. 

Por ejemplo, en Mazapil, Zacatecas, para el proceso de lixiviación, la empresa minera utiliza 94 millones de litros diarios para mezclarla con cianuro de sodio. Esta agua contaminada por infiltración hacia el subsuelo, por escurrimiento superficial y por la evaporación que sufre en el proceso lixiviante, contamina todo el ciclo hidrológico. En el caso de Cerro de San Pedro, San Luis Potosí, New Gold Minera San Xavier utiliza 32 millones de agua al día para el mismo proceso. En los dos casos son zonas desérticas con acuíferos sobreexplotados, el agua que consume Minera San Xavier sería suficiente para dotar a 300 mil personas con cien litros diarios, cuando en la ciudad carecen cientos de miles de personas de este vital líquido.

No es posible que por el desarrollo de un proyecto minero con una capacidad de actividad-tiempo limitado, que lo único que produce es saqueo, contaminación, desestabilidad social, se sacrifique el consumo humano y se cancelen de por vida actividades perenes, sustentables y de incuestionable utilidad pública como son las agrícolas y ganaderas.

Es así, que la actividad minera no regula el beneficio social de los elementos naturales no renovables que son del dominio directo de la nación y claves en el desarrollo del país, ni comparte una distribución social equitativa de sus beneficios. ¿Como podría conservar nuestra riqueza pública una actividad que utiliza sistemas altamente agresivos con impactos irreversibles al medio ambiente? 

El aprovechamiento de los recursos naturales no renovables, como es el caso de los que aprovecha la actividad minera, requiere concepciones de visión de largo plazo y de responsabilidad generacional. 

Hoy la responsabilidad de la explotación de los recursos naturales se enfrenta a nuevos desafíos, están avanzando en forma secreta y acelerada las negociaciones para el acuerdo estratégico transpacífico al que se incorporó nuestro país en junio de 2012, y el cual entre otros leoninos artículos destaca el que los gobiernos parte de este acuerdo, no aprueben leyes en materia de medio ambiente, salud y trabajo que afecten los intereses de las corporaciones multinacionales. Este pretendido acuerdo es aún más antisocial y lesivo que el TLCAN. El acuerdo transpacífico no es sólo con nuestro país, tiene influencia regional y su finalidad es asegurar los mercados necesarios para la  reproducción capitalista. 

En ese contexto y en estos momentos, las iniciativas de ley son retos de conciencia y de responsabilidad para con nuestro país, tarea que ya no puede ser exclusiva del Poder Legislativo con casi nula credibilidad en estas tareas. Ya está operando la sociedad por medio de los grupos organizados y de los justos reclamos de las  comunidades afectadas por el despojo de su patrimonio territorial.

Publicado en La jornada del Campo No. 67, edición impresa.

#CerrodeSanPedro: breve historia de sus luchas

Por: Frente Amplio Opositor a Minera San Xavier (FAO) / REMA

[FOTO: MAJLOC. Visita a CSP de otros pueblos.]

Un pueblo como muchos otros fundado por la avaricia del oro, víctima de la despiadada explotación humana, de sus riquezas y recursos naturales. La diferencia de este poblado con los muchos otros radica en su eterna rebeldía que se remonta a la llegada de los conquistadores españoles a este territorio.

Después de haber doblegado y ocupado la gran Tenochtitlan, el año 1550 cuando las avanzadas españolas llegaron a este valle, al que algunos historiadores dicen que llamaron Valle del Tangamanga, habitado por tribus nómadas guachichiles, que conformaban la nación Chichimeca. Este valle también era conocido como El Tunal Grande por el hecho de que su cuenca, con un área de casi dos mil kilómetros, estaba cubierta de todo tipo de cactáceas.

Lo cerrado y la altura de las cactáceas y la destreza con que sus habitantes manejaban el arco y la flecha propiciaron la lucha de resistencia de los guachichiles, la cual se prolongó por más de 40 años. Los españoles se vieron obligados a continuar su avance conquistador hacia el norte de lo que hoy llamamos México por los flancos oriente y poniente del valle. A este acontecimiento, los historiadores le llamaron “La guerra de los 40 años”. Fue hasta 1590, con un desgaste enorme de ambos lados y la diplomática intervención del capitán “mestizo” Miguel de Caldera, que se firmó la paz entre los bandos en pugna.

El 4 de marzo de 1592 un natural de la zona mostró a los españoles la ubicación de la rica montaña mineralizada conocida posteriormente como Cerro de San Pedro y simbolizada como emblema del Escudo de Armas de la Ciudad de San Luis Potosí (SLP) y de su estado. Así se fundó el poblado también conocido como Cerro de San Pedro y posteriormente el municipio que lleva el mismo nombre.

La llegada de miles de mineros a San Pedro de diferentes lugares, atraídos por la riqueza del Cerro, obligó a fundar en el valle lo que hoy es la ciudad capital de SLP. El agregado de “Potosí” se le dio por considerar que las minas de San Pedro eran tan ricas como las más ricas del mundo en ese entonces, las minas de la ciudad del “Potosí” en Bolivia.

Así se inició un calvario de saqueo y explotación humana y de nuestras riquezas naturales, en las labores mineras. Se acabó la etnia guachichil, los bosques de encinos, pinos y otras especies maderables que cubrían los cerros fueron arrasados, utilizados para la fundición de los metales. El Tunal Grande desapareció para dar paso a la urbanización.

[FOTO: Marcos Guevara Rivera. Guardia privado en Minera San Xavier]

La actividad minera es intermitente, se agota la veta y se suspenden las actividades hasta que se encuentra otra veta; esto puede durar meses o muchos años, mientras tanto, mucha gente abandona la zona en busca de empleo desplazándose hacia otro centro minero en explotación.

En una de esas recurrentes crisis, en 1762 –cuando todavía la economía de la ciudad capital en buena medida dependía de la minería–, la hacienda pública se vio afectada por la inactividad minera; como medida, las autoridades impusieron nuevos impuestos y medidas represivas contra los que por falta de empleo deambulaban por las calles, no pocos de ellos fueron apresados y enviados a otras ciudades a trabajos forzados, incluso a Cuba.

La reacción social no se hizo esperar, los mineros de Cerro de San Pedro se organizaron liderados por Patricio Alanís, minero y habitante del poblado del mismo nombre; hicieron una manifestación a la que se unieron gente de los municipios de Armadillo y de Soledad, de los ranchos y de los siete barrios que conformaba la ciudad capital. Dialogaron con las autoridades y se retiraron con la promesa de que cambiaría la situación. Ya entonces las promesas eran sólo eso, pero la gente era otra, se reagruparon y en ese tiempo más de cuatro mil manifestantes asaltaron la cárcel y liberaron a los presos, asaltaron las casas reales y al grito de “¡Nuevo rey, nueva ley!” y “¡Abajo los gachupines!”, se desataron lo que la historia registra como los “tumultos”.

El descontento social crecía, el ejemplo de rebeldía de los mineros de Cerro de San Pedro amenazaba con extenderse a otros estados, el gobierno local se vio rebasado y tuvo que pedir refuerzos a México. Aquí el conde de la hacienda de Peñasco con sus fuerzas especiales atacó a los sublevados, por otro lado llegó el visitador José de Gálvez y se hizo cargo de la represión. Finalmente los insurgentes se fueron replegando y sus líderes, como Patricio Alanís, que utilizaban una mina como cuartel general, fueron capturados, decapitados y sus cabezas expuestas públicamente, sus familias desterradas y sus casas quemadas.

Después de la guerra de Independencia, se quedó la explotación en manos de los gringos hasta 1948, después del fin de la Segunda Guerra Mundial. Dada la depreciación de los valores de los metales, la American Smelting and Refening Company suspendió sus actividades de explotación, y mediante artimañas y corrupción de los lideres obreros, echó a la calle a cientos de trabajadores con un mes de salario como indemnización. Es el destino de los pueblos mineros: su sustento está sujeto a la oferta y la demanda de los metales y al agotamiento de sus recursos minerales.

Los casi seis mil habitantes con que contaba en 1947 el poblado (cabecera municipal de Cerro de San Pedro) lo abandonaron en busca de sustento y el lugar se volvió pueblo fantasma. Sus escasos habitantes, un ciento, aferrados a su tierra, sobrevivían buscando hilos o venas de mineral y de rascarle en forma artesanal su contenido; dos o tres vivales se enriquecieron con el sacrificio de esta gente a las que le “regateaban”: compraban a precios irrisorios el metal, para luego venderlo caro.

Fue en 1995 cuando aparecieron las mafias mineras canadienses, alentadas por las políticas entreguistas de Carlos Salinas de Gortari, quien en 1992, a fin de entregar nuestro país a las trasnacionales, modificó el artículo 27 constitucional y todas las leyes que de ella emanan –lo hizo como condición para la firma del leonino Tratado de Libe Comercio de América del Norte (TLCAN)–. Fue así como de un plumazo inició la desaparición del régimen social de la tierra (ejidal y comunal), el agua y todos nuestros recursos naturales que habían sido conquistados a sangre y fuego en el movimiento revolucionario de 1910.

En ese contexto, en 1995 llegó la empresa canadiense Metallica Resources, Inc, Minera San Xavier a Cerro de San Pedro; inició trabajos de exploración, y en septiembre de 1996 convocó a los pocos habitantes del lugar y, con promesas de empleo y de reacomodarlos en una reservación fuera del área de peligro, los invitó a evacuar el poblado porque éste quedaba dentro del proyecto minero y era indispensable su desaparición.

Ese día, el 10 de septiembre de 1996, en la reunión convocada en el Templo de San Nicolás Tolentino, ante la furia de los asistentes, que con palabras soeces rechazaron el proyecto, inconformes por la pretendida destrucción del poblado pero en especial de sus templos que datan del siglo XVII, se inició una nueva lucha por la preservación del patrimonio cultural e histórico propiedad de los potosinos, por el medio ambiente, y la dignidad del pueblo.

Fue aquí en Cerro de San Pedro donde se inició la primera lucha a nivel nacional contra las mafias industriales del crimen organizado, las mineras canadienses, lucha que ha sido ejemplo y estímulo de las decenas de luchas similares que hoy se libran en todo el país contra la minería contaminante y depredadora. En los 16 años de resistencia, el movimiento conocido como Frente Amplio Opositor a Minera San Xavier (FAO) ha asimilado una amplia experiencia en formas y estrategias de lucha contra este novedoso pero criminal sistema de explotación minera y humana.

Así, después de años de resistencia civil pacífica y en ocasiones no tanto, en 1999 la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) otorgó la autorización ambiental y el cambio de uso de suelo para que Minera San Xavier operara. Estas arbitrarias autorizaciones fueron impugnadas, dado que la zona del proyecto está protegida por decreto del 24 de septiembre de 1993 como “zona de preservación de la vida silvestre”. El decreto deja claro que en esa zona no se podrá instalar ningún tipo de industria. También existe otro decreto de 1962 que prohíbe la extracción de agua del acuífero 2411, o sea el del valle de San Luis que surte de este vital líquido al 45 por ciento de la población de todo el estado de SLP. Además el poblado de Cerro de San Pedro por ley está considerado Zona de Monumentos.

Otro argumento contra la mina es que, por ley, no se permite el depósito de residuos peligrosos en una distancia menor un kilómetro de un río perene o intermitente, de 25 kilómetros de una zona de recarga de un acuífero o de una poblado mayor de cinco mil habitantes. Resulta que a 30 metros de los patios de lixiviación –donde la empresa minera utiliza 16 toneladas diarias de cianuro de sodio disueltas con 32 millones de litros de agua– pasa un río; precisamente ese lugar es zona de recarga del acuífero 2411, y la ciudad de SLP se encuentra a ocho kilómetros del proyecto minero. Todos estos argumentos y muchos más no fueron escuchados por la Semarnat, y sin dar respuesta, ratificó las autorizaciones.

Por lo anterior interpusimos un juicio de nulidad, que recayó en el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa con sede en la Ciudad de México. El uno de septiembre de 2004 la Sala Superior de este Tribunal emitió la sentencia, en que resuelve la nulidad lisa y llana de la autorización de cambio de uso de suelo y la ambiental. O sea, fue una resolución definitiva en la cual el caso quedaba como cosa juzgada.

Por desgracia para todos –dada la extrema vulnerabilidad de nuestro país a la corrupción y la ingobernabilidad, la nula aplicación del Estado de derecho y la complicidad de las autoridades de los diferentes niveles– la empresa minera está operando en la etapa de explotación desde 2007, sin contar con un solo permiso licencia o autorización.

Para este año 2013, ya desapareció la famosa montaña conocida como el Cerro de San Pedro, emblema del Escudo de Armas de nuestra ciudad y Estado. Ni un solo habitante aceptó la reubicación, permanecen en sus hogares, pero eso no fue impedimento para las criminales ambiciones de la empresa. Detona 25 toneladas de explosivos diariamente a 30 metros de la zona habitada, poniendo en peligro la vida de sus habitantes ante el posible derrumbe de sus fincas a causa de la intensidad sísmica causada por las explosiones. Todo esto ante la complacencia e in$en$ibilidad de las autoridades militares que otorgan en esas condiciones las autorizaciones para el uso de explosivos.

Nuestra lucha sigue, el objetivo es diferente, el enemigo a vencer ya no es la empresa minera, ahora es el sistema de gobierno cuyas políticas antisociales se basan en la impunidad, la corrupción y la entrega de nuestro país a las trasnacionales, que con sus criminales proyectos mineros nos dejan un país incapacitado para producir; aire, agua y tierra contaminados, enfermedades incurables, y un futuro escalofriante para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos. Políticas gubernamentales incestuosas de violación a su madre, La Madre Tierra.

Diez y seis años de lucha contra la adversidad, contra la corrupción y la impunidad que ha invadido a todo el aparato oficial y sus poderes, de represión del gobierno que amenaza y encarcela a los opositores al proyecto minero, y los paramilitares de la empresa Minera San Xavier que nos golpean, amenazan y han tratado no en pocas ocasiones de asesinarnos, pero lo más triste y traumático, en cierta forma entendible, es la insensibilidad de buena parte de la sociedad que se resiste a participar en una lucha que es su lucha, en la que está de por medio su bienestar y la de los suyos.

miércoles, 27 de marzo de 2013

#Minería: Mineras canadienses arrasan con oro de #Oaxaca



Minera canadiense en Oaxaca: saqueo y violencia

En el tercer municipio más pobre de Oaxaca, la extracción de oro y plata deja a la trasnacional canadiense Fortuna Silver Mines –a través de su filial Compañía Minera Cuzcatlán– cientos de miles de onzas de los minerales preciosos. Sólo por la extracción de oro podría haber ganado 360 millones de pesos en 2012. En contraste, el pago por las concesiones al gobierno mexicano ascendió apenas a 2 millones de pesos y dejó en el municipio 8 millones de pesos para “obras públicas”. Los pobladores, en la incertidumbre ante los efectos al medio ambiente, a la salud y al tejido social.



San José del Progreso, Oaxaca. Las boyas metálicas le impusieron bajar la velocidad del automóvil. Su hermano, el copiloto; su prima, la acompañante. A la par, un vehículo Tsuru sin placas seguía su curso sin detenerse. Una ráfaga de plomo atravesó los cristales del automóvil guinda de Bernardo Vásquez Sánchez.

Era el 15 de marzo de 2012, pasaban las 21:00 horas. Bernardo dio un volantazo. “¡Me dieron!”, gritó. El joven, dirigente de la Coordinadora de Pueblos Unidos del Valle de Ocotlán (CPUVO) –organización opositora a la operación de la Compañía Minera Cuzcatlán, filial de la canadiense Fortuna Silver Mines–, apenas alcanzó a desviarse de la carretera. Sus últimos respiros quedaban en las inmediaciones del municipio de Santa Lucía Ocotlán.

El copiloto, Álvaro Andrés Vásquez Sánchez, se resguardó lo más que pudo sobre su asiento, pero igual fue herido. Rosalinda se dejó caer sobre el sillón trasero, que terminaría bañado en sangre. El auto de Bernardo se detuvo completamente, su propio resuello estaba a punto de hacerlo. Las balas que le habían penetrado el cuerpo, ahí se alojaron. Una, en el pulmón derecho, fue letal.

A 15 minutos de distancia, las festividades del patrono comenzaban a alistarse. La algarabía religiosa se teñía de rojo. Bernardo moría, Rosalinda estaba herida en la pierna derecha por una bala que casi le destroza la rodilla, de la que aún no ha podido reponerse.

“¡Queríamos salvarlo!”, dice ella, en entrevista con Contralínea. Pararon un taxi. El conductor los ayudó a sacar a Bernardo y trasladarlo a un consultorio médico particular. Murió al llegar al lugar donde se le brindaría atención. “Tenía varios impactos [en espalda y cadera], había entrada, pero no salida”, recuerda la joven.

Meses antes, señala Rosalinda, “en un video que circuló en YouTube, se amenazaba la vida de Bernardo. En éste se burlaban de las personas que estaban en el movimiento en contra de la mina. En un vertedero de la presa municipal quedó inscrita la sentencia de muerte: ‘Te vas a morir, perro Bernardo Vásquez’” (sic).

Él es la segunda víctima perteneciente al movimiento opositor a la Compañía Minera Cuzcatlán. Ingeniero agrónomo de profesión por la Universidad de Chapingo, fue, como mucha gente de campo, emigrante a Estados Unidos. Allá trabajó como albañil para ayudar económicamente a su familia, compuesta por nueve hermanos y sus padres.

Cuando regresó a México en 2008, la minera canadiense ya había comenzado los trabajos de explotación de oro y plata en la zona. La falta de consulta a los integrantes de la comunidad indígena zapoteca puso en alerta al activista. Comenzó, junto con hermanos, familiares y oriundos del municipio, la defensa de su territorio, relata su hermano y sustituto al frente de la CPUVO, Leovigildo Vásquez Sánchez.

Derechos humanos, violentados


 

El informe Transición traicionada: los derechos humanos en México durante el sexenio 2006-2012 –elaborado por el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh)– indica que “la empresa minera Cuzcatlán ha violentado diversos tratados internacionales de derechos humanos, entre ellos el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, que estipula el consentimiento previo, libre e informado para la realización de proyectos en territorios indígenas”.

El Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes dice que “los gobiernos deberán consultar a los pueblos interesados cada vez que prevean medidas susceptibles de afectarles directamente, y establecer los medios a través de los cuales puedan participar libremente en la adaptación de decisiones en instituciones electivas y otros organismos. Asimismo, se reitera que los pueblos indígenas y tribales deberán tener el derecho de decidir sus propias prioridades en lo que atañe al proceso de desarrollo, en la medida en que éste afecte sus vidas, creencias, instituciones y bienestar espiritual y a las tierras que ocupan o utilizan de alguna manera, y de controlar, en la medida de lo posible, su propio desarrollo económico, social y cultural. Dichos pueblos deberán participar en la formulación, aplicación y evaluación de los planes y programas de desarrollo nacional y regional susceptibles de afectarles directamente”.

El gobierno federal es quien genera los conflictos vinculados a los proyectos mineros, “ya que ellos otorgan permisos y no consultan con el gobierno de Oaxaca. El gobierno estatal reconoce que no hubo un proceso de consulta y acepta que no está bien regulada la consulta a nivel federal”, comentó Eréndira Cruzvillegas Fuentes, comisionada de Derechos Humanos del Poder Ejecutivo de Oaxaca, ante integrantes de la Misión Civil de Observación Justicia para San José del Progreso, en la que participaron 19 organizaciones civiles estatales, nacionales e internacionales.

Además, la comisionada reconoció que “el origen de la división social en varias de las comunidades, como en San José del Progreso, es por el dinero que vienen a ofrecer las empresas trasnacionales a través de los megaproyectos, y que generan una violencia social en el estado”.

El documento del Centro Prodh afirma que se “ha generado un clima de tensión social y política al interior de la comunidad, mismo que el gobierno de Oaxaca ha minimizado bajo el argumento de que es un conflicto interno por el control y el poder del municipio.

“La empresa minera no ha asumido su responsabilidad con los pueblos y comunidades del Valle de Ocotlán. En todo momento se ha deslindado de la problemática de San José del Progreso y de las graves violaciones a los derechos humanos. Esta situación corrobora la tesis de las comunidades y organizaciones que les acompañan acerca de que en México se protegen los intereses privados de empresas trasnacionales por encima de la vida de las comunidades y de defensoras y defensores de derechos humanos. En Oaxaca, esta situación ha cobrado la vida de varias personas, se han vivido enfrentamientos entre pobladores, encarcelamiento y procesos penales contra quienes se oponen a la mina”, dice el Centro Prodh mediante su informe.

El 18 de enero de 2012 fue asesinado Bernardo Méndez, y herida de gravedad Abigail Vásquez Sánchez, quienes también se oponían al proyecto de la Compañía Minera Cuzcatlán.
  
Sin consulta previa

Ante la falta de consulta previa de los pueblos, que establece el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, Arturo de Jesús Peimbert Calvo, titular de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca, considera que “han sido violados los derechos de la población de una forma sistemática. No hubo consulta, sino imposición. Hay una estrategia de entregar beneficios de parte de la empresa. Nos preocupa también la violencia que se ha dado y observamos el desgaste de la comunidad”.

En una reunión con integrantes de la Misión Civil de Observación “Justicia para San José del Progreso”, aseguró que no ha habido una atención integral para este “conflicto complejo”. Esto ha provocado un grave deterioro en la seguridad de las personas que defienden la causa y no se han visibilizado las violaciones a derechos humanos de comunidades completas.

Peimbert Calvo aceptó que existe una crisis de credibilidad de los organismos públicos en materia de derechos humanos: “Faltan mecanismos y protocolos para garantizar los derechos humanos de los defensores, pero estamos trabajando en ello. Estamos en un proceso de implementación y diseño de protocolos en varias áreas”.

Francisco Cravioto, investigador y monitor de políticas públicas relacionadas con industrias extractivas de Fundar, Centro de Análisis e Investigación, explica que en San José del Progreso existe un conflicto social grave desatado por la presencia de un megaproyecto.

“Aquí vemos cuál es el resultado de que no se haga una adecuada instrumentación de la consulta. Este derecho no es aislado, parte del reconocimiento que tienen los indígenas al uso y aprovechamiento de su territorio y sus recursos. La consulta surge como un mecanismo para que siempre que vaya a haber una afectación, el estado tenga la obligación de consultar a las comunidades”, expone el investigador de Fundar.




San José del Progreso, explotación y miseria


San José del Progreso, el tercer municipio más pobre de Oaxaca. Paradójicamente, un pueblo rico en oro y plata, ahora extraídos por la filial de la canadiense Fortuna Silver Mines, Compañía Minera Cuzcatlán.

 


San José del Progreso, Oaxaca. El Catálogo de localidades, de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), indica que en este municipio habitan 6 mil 579 personas que viven en un alto grado de marginación municipal. Esta situación lo coloca como el tercero más pobre en todo el estado gobernado, hasta 2010, por el Partido Revolucionario Institucional y ahora por el aliancista Gabino Cué Monteagudo (partidos de la Revolución Democrática y Acción Nacional). A nivel nacional ocupa el sitio 481, de los casi 2 mil 500 municipios que conforman la nación.

Datos de la Sedesol muestran que el 16.67 por ciento de las personas de este municipio viven en muy alto grado de marginación; el 75 por ciento, en alto grado y sólo 1 por ciento en grado medio.

Andrés Vásquez, padre de Bernardo Vázquez –dirigente opositor a la minera Cuzcatlán, asesinado el 15 de marzo de 2012– de la Coordinadora de Pueblos Unidos del Valle de Ocotlán, es uno de los campesinos que ha padecido las condiciones de pobreza.

Huérfano de padre y madre, don Andrés ha vivido toda su vida del trabajo en el campo. A sus 62 años de edad, es padre de 10 hijos que ahora viven en un afán de lucha por su tierra. Para él todo ha cambiado desde la llegada de la mina: la división del pueblo, la administración de los programas para aquellos que están a favor del proyecto extractivo y la amenaza de degradación y contaminación ambiental que ve aproximarse.

Contrario a la pobreza que hay en el lugar, actualmente, la empresa de origen canadiense Fortuna Silver Mines –representada en México por la Compañía Minera Cuzcatlán– tiene en sus registros la extracción  de millones de onzas de metales preciosos del suelo oaxaqueño.

Incertidumbre en la salud



Los problemas de salud que pueda acarrear la extracción minera en San José del Progreso es una de las preocupaciones que crece entre la población. Tal es el caso de Mayra Cruz López, quien desde hace algunos meses siente un continuo ardor en los ojos; a su pequeña hija le comenzaron los problemas en la piel, unas manchas que parecen de resequedad en sus piernas.

Son máculas en forma de flor que han aparecido en la piel de la niña de casi 4 años de edad. “Me dicen que es el jabón, pero antes no pasaba. Le he puesto pomadas pero no se le quieren quitar”.

Algunos de los pobladores atribuyen este tipo de problemas a la probabilidad de que se esté contaminando el agua, o al polvo que hay en la región; sin embargo no tienen certeza de esto, pues no cuentan con información clara del impacto ambiental que trae consigo la extracción que hace la minera canadiense.

La organización internacional Hesperian, en su Guía comunitaria para la salud ambiental, indica que con la minería “la contaminación del agua y el excesivo uso de los recursos de agua da lugar a muchos problemas de salud. Además, la destrucción de la tierra da lugar a la escasez de alimentos y al hambre. Y la contaminación del aire, proveniente de las centrales eléctricas y las fundiciones construidas cerca de las minas, ocasiona enfermedades graves… El carácter de la industria minera es explotar hasta el último pedazo de tierra y hasta el último trabajador disponible, sacrificando la salud, los derechos humanos y el medio ambiente de las comunidades”, entre otros aspectos.


Minería, oscuro panorama

Rurik Hernández, integrante del Frente Amplio Opositor a la Minera San Xavier, en el Cerro de San Pedro, San Luis Potosí, comenta que actualmente la minería deja un “panorama oscuro” para el país, con más de 26 mil concesiones en todo el territorio nacional, en su mayoría de oro y plata.

Como lo documentó Contralínea (edición 268), México ha otorgado 26 mil 43 concesiones a mineras para explotar 51 millones 994 mil 312.7 hectáreas, con base en los padrones de expedición de títulos de concesión minera, de la Secretaría de Economía. “Se trata de más de una cuarta parte de la superficie de la nación. Trasnacionales canadienses son las principales beneficiarias. Como en la época de la Colonia, la explotación de oro y plata es el principal objetivo de las empresas extranjeras”.

Hernández, también integrante e investigador de la Red Mexicana de Afectados por la Minería, comenta que ante las reformas constitucionales en derechos humanos, esta actividad extractiva viola los mismos, así como la Ley Minera: “garantiza la actividad minera, otorga los recursos naturales a cambio de algunos pesos. No es posible que se esté otorgando el territorio nacional sin importar nada, que haya despojos y coacción para despojar a los pueblos de sus territorios”.

—¿Es un nuevo colonialismo? –se le pregunta.

—Es el mismo principio, pero con una capacidad de destrucción mayor. En 10 años, los canadienses han sacado mucho más de lo que sacaron los españoles en 2 siglos. Los niveles de destrucción y capacidad de trabajo con la nueva tecnología son impresionantes. Las minas mueven entre 60 y 300 toneladas en un sólo camión, detonan miles de toneladas de explosivos al año y mueven millones de minerales y de tierra. Son desarrollos gigantes.

“Las minas subterráneas no son diferentes, es todo un enjambre que construyen bajo tierra y luego regresan los desechos a la mina. El problema más grande que estamos viendo aquí con la actividad minera subterránea (que no es visualmente tan impactante como con la mina de tajo a cielo abierto) son los impactos a los acuíferos, es algo muy serio. Toda el agua que se filtra y baja al espejo de agua de las comunidades. También, regresar los desechos pone en riesgo la integridad por contaminación de todo un acuífero. Esto es espantoso y no vamos a saber hasta dónde va a llegar toda la contaminación.”

Fortuna Silver Mines extrae riqueza mexicana

La empresa de origen canadiense Fortuna Silver Mines, representada en México por la Compañía Minera Cuzcatlán, ha extraído del suelo oaxaqueño 1 millón 967 mil 96 onzas de metales preciosos.

De acuerdo con el Reporte anual 2012 de la trasnacional, la producción ese año ascendió a 1 millón 949 mil 178 onzas de plata y a 17 mil 918 onzas de oro. Ésta es una de las 302 compañías, principalmente de capital canadiense, que tienen concesionada una cuarta parte del territorio nacional.

La trasnacional que inició operaciones de extracción en el tercer municipio más pobre del estado paga anualmente al erario mexicano 2 millones de pesos por la concesión de 58 mil hectáreas, asegura en entrevista Juan Carlos Gómez Muñoz, gerente de Administración y Finanzas de la Compañía Minera Cuzcatlán.

Con la producción extraída y la cotización del oro a nivel internacional por el World Gold Council –organización de desarrollo de mercado para la industria del oro–, la minera canadiense podría haber ganado 360 millones 80 mil 128 pesos ese año, sólo por este metal. La institución cotiza, al 4 de marzo de 2013, la onza de oro en 1 mil 570 dólares. En tanto, el Banco de México mantiene el precio del dólar en 12.78 pesos.


Las desigualdades

En marzo de 2012, Contralínea (edición 274) documentó que las “trasnacionales mineras pagaron a México sólo un equivalente al 1.18 por ciento de los recursos obtenidos del territorio nacional. Las multinacionales extrajeron recursos minerales por más de 552 mil millones de pesos entre 2005 y 2010, pero sólo pagaron al país ‘derechos’ por 6 mil 500 millones. Tan sólo en 2008, las empresas canadienses, estadunidenses, australianas y brasileñas sacaron de este país más de 50 toneladas de oro y 2 mil 600 de plata”.

El estudio Minería en México. Referencias generales, régimen fiscal, concesiones y propuestas legislativas –elaborado por el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados de la recién saliente legislatura– indica que “la próspera situación de los consorcios minero-metalúrgicos en el país, el auge internacional del mercado de metales y el favorable escenario de políticas públicas han propiciado –por ejemplo– que nunca antes en la historia de México se hayan extraído tanto oro y plata como ahora.

“Este bonancible entorno cohabita con otra faceta de la minería mexicana contemporánea, la de los accidentes que sepultan a decenas de mineros, la de las difíciles condiciones laborales para amplios porcentajes de trabajadores y la del otorgamiento de enormes concesiones del territorio nacional a empresas mineras que no están sujetas al pago fiscal de regalías.”


Oaxaca, el octavo productor de oro, el cuarto en pobreza extrema

Catálogos de la Secretaría de Economía (SE) demuestran que Fortuna Silver Mines es una de las 301 compañías extranjeras que exploran y explotan los metales preciosos del país. Tiene presencia en Oaxaca, el octavo productor de oro y plata a nivel nacional. Son 33 los proyectos extractivos en todo el estado, reconocido como el cuarto en extrema pobreza del país

 

San José del Progreso, Oaxaca. El documento Empresas con proyectos mineros en México, elaborado por la Dirección General de Minas de la Secretaría de Economía, muestra que además de Fortuna Silver Mines, otras firmas con capital de origen canadiense son Almaden Minerals, Aztec Metals Corp, Canada Gold Corporation, Silver Dragon Resources Inc, Ross River Minerals Inc, por mencionar algunas.

Del Sistema Integral sobre Economía de Minerales se desprende que Oaxaca es el octavo productor de oro y plata a nivel nacional. Son 33 los proyectos en todo el estado, reconocido como el cuarto en extrema pobreza del país.

Del listado –elaborado por la Secretaría encargada de ejecutar políticas económicas para el desarrollo del país– se desprende que en este estado, el 79 por ciento de los proyectos pertenecen a empresas canadienses, el resto con origen en Estados Unidos. Fortuna Silver Mines opera en San José del Progreso, en fase de producción, y en Tlacolula, en exploración, ambas de oro y plata.


La defensa empresarial

Juan Carlos Gómez Muñoz, gerente de Administración y Finanzas de la Compañía Minera Cuzcatlán, filial de Fortuna Silver Mines, asegura en entrevista que ésta es una empresa comprometida socialmente, y que sus políticas tienen un perfil social y de cuidado del medio ambiente.

Comenta que la presencia de la minera en la localidad indígena zapoteca emplea a 750 personas, de las cuales el 66 por ciento pertenece a la zona y el resto, a San José del Progreso. Todos los empleados, en todos los niveles, se encuentran contratados bajo el mecanismo de subcontratación (conocido como outsourcing). Esta situación los desvincula directamente de la trasnacional y no genera obligaciones directas entre el obrero y el patrón.

El ejecutivo dice que en 2012 la minera dotó de recursos por 8 millones de pesos al municipio donde se encuentran sus instalaciones y otros 7 millones de pesos en 2011, con el fin de llevar a cabo obras de infraestructura para los pobladores.

Alberto Mauro Sánchez Muñoz, presidente municipal de San José del Progreso, defiende la presencia de la minera en la zona. En entrevista con Contralínea y con integrantes de la Misión Civil de Observación Justicia para San José del Progreso, acepta que “este pueblo era muy tranquilo, no había pleitos. Ahorita estamos en la voz de todo el mundo por las muertes que ha habido”.

El hombre que administra el tercer municipio más pobre del estado porta gruesas cadenas de oro en cuello y muñecas. Dice que “las minas no son nuevas: había mucha gente que venía a explotar los recursos a San José del Progreso, y antes sí eran esclavos los que tenían trabajando ahí. Mi abuelo y mi papá trabajaron en la mina y los obligaban a trabajar por una paga que no alcanzaba ni para comer”.

—¿Qué ha significado la presencia de la compañía minera Fortuna Silver Mines para la comunidad?

—San José de Progreso tiene 89 años; es un pueblo nuevo, minero. Se fundó de toda la gente que venía a trabajar a las minas desde hace 150 años. En 2006, llega Cuzcatlán [filial de la canadiense Fortuna Silver Mines] y empiezan a trabajar. Vienen a comprar las tierras a 30 mil pesos la hectárea, aquí había gente campesina que nunca en su vida había visto 10 mil [pesos]; menos, 30 mil, y así fueron adquiriendo terrenos. Empezamos a exigirle a la empresa minera que dejara un beneficio, que no fuera nada más el saqueo sino que dejara un beneficio a la comunidad. Hacía donaciones con becas escolares, lo mínimo.

Discrepa de las cantidades que dice la empresa haber entregado al municipio, pero asegura: “Fuimos la primera autoridad en realizar un convenio con la minera para que deje bonificaciones. En 2011 dio al municipio 6.5 millones [de pesos] en obras; en 2012 fueron 7 millones de pesos”.

Contrario a la inconformidad de los pobladores y a la aceptación de las autoridades estatales de que se han violentado los derechos humanos en este territorio, el presidente municipal asegura que la empresa trabaja cabalmente, y “como autoridades le exigimos todos los estudios correspondientes: impacto ambiental, sismográfico, de no contaminación del viento; la empresa no genera polvo, se les hizo que a los molinos se les pusieran silenciadores”.

INFOGRAFÍA: